Un tema bastante recurrente - no solo en clases de sociedad - cuando nos encontramos en tiempos de elecciones o de movilizaciones sociales como hace poco lo hemos vivido, son los índices de crecimiento y economía del país y el mundo. Muchas veces, suelen ser datos y comentarios para paladares expertos, incomprensibles para muchos, lo que, a la hora de comprender situaciones tan complejas como las vías de solución a un modelo de educación, nos dejan prendados de la duda.
Acá una columna de opinión con un comentario cercano del último índice de crecimiento de nuestro país.
La pregunta... ¿De qué crecimiento hablamos?
Fuente: La Tercera, Jul. 05 , 2011
El Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) del mes de mayo creció un 7,3% en comparación de igual mes del año anterior, lo cual se sitúa por sobre la expectativas de los analistas. El Imacec es el termómetro mensual que se utiliza para aproximarnos a la medición del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en Chile, y por ende es un buen reflejo de cómo va la economía nacional.
Esta cifra, nos permite concluir que la economía chilena crecerá más de un 8% el primer semestre, lo cual, no obstante estar teñido por una base de comparación baja, en virtud del terremoto del año pasado, representa una buena señal a nivel macroeconómico.
Sin embargo, algo pasa en nuestro país, que noticias como éstas, que podrían generar alegría y conformidad en otras naciones, aquí debemos mantener la compostura y realizar una segunda lectura de los datos.
Sucede que hace ya bastantes años, el crecimiento no está llegando a toda la población. Mercados excesivamente concentrados, débiles o inexistentes mecanismos institucionales para que los trabajadores logren que las utilidades generadas por las empresas se extienda a los salarios y por consecuencia altos niveles de desigualdad, impiden que la bonanza económica sea una buena noticia para el ciudadano medio.
Sin ir más lejos, a pesar del sendo crecimiento de la actividad económica durante los primeros 5 meses del año, todavía seguimos con un superávit de empleos precarios de acuerdo a los datos de la Nueva Encuesta de Empleo, del último trimestre marzo-mayo 2011. Específicamente, según los datos de la minuta de empleo elaborada mensualmente por la Fundación SOL, utilizando el microdato de las bases proporcionadas por el INE, en los 14 meses de la administración Piñera se registra una variación de 518 mil ocupados (más de la mitad de la meta del millón de empleos), sin embargo un 60% corresponde a trabajo por cuenta propia (de baja calificación y jornada parcial), familiar no remunerado, personal de servicio doméstico y empleadores de empresas de menos 5 trabajadores. La esperanza del 40% restante, correspondiente al empleo asalariado también se diluye, cuando se observa que el 100% es tercerizado (subcontratación, suministro y enganche)
Incluso Roberto Méndez, director de Adimark, cuando intenta explicar el descontento que existe en el país y que se ha traducido en una serie de movilizaciones, habla del discurso exitista del Gobierno "que revela una increíble falta de sensibilidad, ya que ante la gente que lo está pasando muy mal se necesita mostrar comprensión y solidaridad y no exhibir cifras de crecimiento". A nivel micro, esto sería semejante, cuando se le pide a un millonario que no revele su sueldo para no provocar ira en quienes ganan el mínimo.
Pero no se trata de ocultar el crecimiento, porque sólo les llega a unos pocos, más bien se trata de construir un proyecto país distinto, con una matriz productiva diferente, instituciones incluyentes y democráticas que posibiliten que cuando el país crezca esto se refleje en mejor calidad de vida para toda la población. Mientras tanto, debemos observar otro tipo de indicadores, distintos al PIB y el IMACEC, que reflejen de mejor manera en qué condiciones reales se encuentran el total de los habitantes chilenos. No nos olvidemos que por quedarse sólo con el seguimiento de indicadores tradicionales, Estados Unidos no pudo alertar sobre la crisis subprime y llevó al mundo al precipicio.
El Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) del mes de mayo creció un 7,3% en comparación de igual mes del año anterior, lo cual se sitúa por sobre la expectativas de los analistas. El Imacec es el termómetro mensual que se utiliza para aproximarnos a la medición del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en Chile, y por ende es un buen reflejo de cómo va la economía nacional.
Esta cifra, nos permite concluir que la economía chilena crecerá más de un 8% el primer semestre, lo cual, no obstante estar teñido por una base de comparación baja, en virtud del terremoto del año pasado, representa una buena señal a nivel macroeconómico.
Sin embargo, algo pasa en nuestro país, que noticias como éstas, que podrían generar alegría y conformidad en otras naciones, aquí debemos mantener la compostura y realizar una segunda lectura de los datos.
Sucede que hace ya bastantes años, el crecimiento no está llegando a toda la población. Mercados excesivamente concentrados, débiles o inexistentes mecanismos institucionales para que los trabajadores logren que las utilidades generadas por las empresas se extienda a los salarios y por consecuencia altos niveles de desigualdad, impiden que la bonanza económica sea una buena noticia para el ciudadano medio.
Sin ir más lejos, a pesar del sendo crecimiento de la actividad económica durante los primeros 5 meses del año, todavía seguimos con un superávit de empleos precarios de acuerdo a los datos de la Nueva Encuesta de Empleo, del último trimestre marzo-mayo 2011. Específicamente, según los datos de la minuta de empleo elaborada mensualmente por la Fundación SOL, utilizando el microdato de las bases proporcionadas por el INE, en los 14 meses de la administración Piñera se registra una variación de 518 mil ocupados (más de la mitad de la meta del millón de empleos), sin embargo un 60% corresponde a trabajo por cuenta propia (de baja calificación y jornada parcial), familiar no remunerado, personal de servicio doméstico y empleadores de empresas de menos 5 trabajadores. La esperanza del 40% restante, correspondiente al empleo asalariado también se diluye, cuando se observa que el 100% es tercerizado (subcontratación, suministro y enganche)
Incluso Roberto Méndez, director de Adimark, cuando intenta explicar el descontento que existe en el país y que se ha traducido en una serie de movilizaciones, habla del discurso exitista del Gobierno "que revela una increíble falta de sensibilidad, ya que ante la gente que lo está pasando muy mal se necesita mostrar comprensión y solidaridad y no exhibir cifras de crecimiento". A nivel micro, esto sería semejante, cuando se le pide a un millonario que no revele su sueldo para no provocar ira en quienes ganan el mínimo.
Pero no se trata de ocultar el crecimiento, porque sólo les llega a unos pocos, más bien se trata de construir un proyecto país distinto, con una matriz productiva diferente, instituciones incluyentes y democráticas que posibiliten que cuando el país crezca esto se refleje en mejor calidad de vida para toda la población. Mientras tanto, debemos observar otro tipo de indicadores, distintos al PIB y el IMACEC, que reflejen de mejor manera en qué condiciones reales se encuentran el total de los habitantes chilenos. No nos olvidemos que por quedarse sólo con el seguimiento de indicadores tradicionales, Estados Unidos no pudo alertar sobre la crisis subprime y llevó al mundo al precipicio.
Gonzalo Durán y Marco Kremerman Economistas Fundación SOL