Sábado 05 de mayo de 2012 | Publicado en edición im
presa
Evolución
Cómo Internet está cambiando la forma en que funciona el cerebro humano
La Nación entrevistó a científicos de la Argentina, Estados Unidos e Inglaterra para determinar si es cierto, como se ha afirmado durante años, que las nuevas tecnologías afectan nuestras funciones intelectuales, y cómo lo hacen. La respuesta es asombrosa.
Según la teoría de la evolución, el hombre está
en constante cambio. Aunque muchas veces sea imperceptible, las modificaciones se van dando en función del entorno.
Con la masificación de Internet, las redes
sociales, la telefonía celular, la cotidianidad se ha visto radicalmente
modificada durante los últimos años. Por ejemplo, antes recordábamos con
facilidad muchísimos números telefónicos, y ahora no es disparatado encontrar
hasta nuestro propio número agendado en nuestro celular.
El Prof. Dr. Ricardo Allegri, jefe de Neurología
Cognitiva de Fleni e investigador independiente
del Conicet, explica este fenómeno: "Las nuevas tecnologías cambian
paradigmas. De esta manera, las formas de procesamiento que eran habituales en
generaciones anteriores se alteran; es decir, si en el pasado el procesamiento de
la información era más lineal, actualmente es en paralelo, por eso una persona
puede mantener al mismo tiempo varias conversaciones a través de Twitter, SMS y
chat, sin inconvenientes".
Plástico como el cerebro
"La ortografía y escritura también se están
alterando, y esto se evidencia a simple vista cuando se observa cómo escriben
los más jóvenes. Esto no quiere decir que estén mermando las capacidades
lingüísticas, simplemente hay un cambio comparado con el pasado",
ejemplifica la Dra. Alba Richaudeau, neuropsicóloga del Hospital Austral y del Instituto Argentino
de Psicología Aplicada (Iapsa).
Por su parte, la Dra. Tracy Alloway, experta en
psicología cognitiva de la Universidad de Stirling, en Escocia, realizó un
estudio para analizar el impacto de las aplicaciones tecnológicas en la memoria del trabajo , es
decir, los procesos cerebrales involucrados en retener información durante un
período corto y cómo manipulamos esta
información. Esta memoria, además de almacenar los recuerdos, nos ayuda a
utilizarlos para relacionar datos y resolver problemas.
"Los cerebros de los niños, por su relación
con las nuevas tecnologías y por la evolución propia del hombre, tienen
diferencias respecto de los cerebros de las generaciones anteriores, por eso es
indispensable cambiar el sistema educativo, que está prácticamente obsoleto.
Nosotros aprendimos acumulando datos y lo valioso era saber muchas cosas. Sin
embargo, hoy los datos están accesibles todo el tiempo, de modo tal que ya no
es un valor para el cerebro el acumular información", sostiene la Dra.
Alba Richaudeau, neuropsicóloga del Hospital Austral y el Instituto Argentino
de Psicología Aplicada (Iapsa).
A tal fin, Alloway reunió a 104 estudiantes
universitarios y a 284 adultos, de entre 18 y 30 años. A esos dos grupos los
dividió en dos equipos. Por un lado, los que llevaban más de 12 meses usando
Facebook y por el otro, los que contaban con menos tiempo en esa red social. Se
sometió a todos los participantes a distintas pruebas vinculadas con la memoria
y el lenguaje. Los resultados obtenidos indican que los del primer grupo
tuvieron una mayor puntuación en todas las pruebas en comparación con los del
segundo.
"De esta manera pudimos observar que el acto
de comprobar el estado de un amigo y sus actualizaciones en Facebook fue un
importante predictor del coeficiente intelectual verbal. Esto es así porque
cuando una persona está usando Facebook tiene que tener en cuenta la nueva
información de su amigo (es decir, el estado de actualización) y descartar el
conocimiento previo acerca de dicho
individuo. De esta manera es posible que usar Facebook sirva para aumentar las
capacidades cognitivas como la memoria de trabajo y el coeficiente intelectual
verbal", dijo en diálogo con La Nacion.
Además, Alloway está analizando el impacto de
aplicaciones populares como YouTube y Twitter en la memoria de trabajo. Según
los primeros resultados del estudio, tales aplicaciones estarían
disminuyendo dicha habilidad: "Mis
conclusiones indican que estas
herramientas podrían estar perjudicando
las capacidades del ser humano,
que existe la posibilidad de que este tipo de tecnología pueda dañar nuestra
memoria de trabajo ya que nos insta a realizar actividades muy breves y cortas.
Con Twitter, que se basa en mensajes de 140 caracteres, utilizamos muy poca
información en cada mensaje. De esta manera no estamos usando la memoria ni la
capacidad del lenguaje tal como lo hacíamos en el pasado, y lo mismo sucede con
el uso de los mensajes de texto. Por otro lado, cuando una persona está usando
Facebook tiene que tener en cuenta la nueva información de su amigo (que sería
el estado de actualización), y descartar el conocimiento previo acerca de dicha persona. De esta
manera es posible que el acto de usar Facebook sirva para aumentar las
capacidades cognitivas como la memoria de trabajo y el coeficiente intelectual
verbal", sostiene.
Con respecto a estas conclusiones, el médico de
Fleni advierte: "Si uno evalúa las funciones cognitivas en forma aislada,
puede decir que el impacto es positivo o negativo. Por ejemplo, si analizo el
efecto de los buscadores de Internet puedo afirmar que alteran de alguna manera
nuestro cerebro, ya que la memoria episódica (que es un sistema de memoria
explícita y declarativa que se utiliza para recordar experiencias personales
enmarcadas en nuestro propio contexto, como es el hecho de recordar números de
teléfonos) se vuelve menos efectiva que antes, pero si lo analizo en el nivel
global, sin duda se trata de un impacto positivo, porque rescato que las redes
sociales como Facebook nos facilitan la memoria operativa porque nos permite
interrelacionar situaciones, mientras que Twitter, por sus características de
instantaneidad y linealidad, pone al cerebro en contacto con infinidad de
personas que discuten una misma información".
En este sentido, una investigación publicada en
la revista Science a mediados de 2011 sugiere que cuando las personas confían
en tener acceso futuro a la información tienen menor recuerdo de los datos,
pero mayor de la fuente de esa información. Este estudio asegura que Internet
se ha convertido en la fuente primaria de memoria externa. Al respecto, el
experto de Fleni opina: "Estamos ante un problema si la actividad que
antes tenía el cerebro ahora se la delegamos a los aparatos, dejando al órgano
inactivo.
Pero si descargo parte de mi memoria en Internet
para poder usar mis capacidades para interactuar y procesar diversas
informaciones, entonces el efecto es positivo. Antes teníamos una capacidad
mucho más limitada para ubicar y manejar información. Ahora tenemos más acceso
y mayor capacidad para procesar y relacionar mucha información.
Definitivamente, no es que el cerebro deja de trabajar, sino que lo hace de
otra manera".
El Efecto Google
Los motores de búsqueda tienen un impacto
fundamental en el funcionamiento de nuestro cerebro. Los expertos denominan
Efecto Google al fenómeno por el cual la población ha comenzado a utilizar
Internet como su banco de datos. De esta manera, las computadoras y los
buscadores se han convertido en una especie de sistema de memoria externa al
que puede accederse a voluntad del usuario y al que la memoria humana se está
adaptando.
"Este alejamiento de la memorización en
última instancia puede ayudar a la gente a mejorar su comprensión, porque la
memoria es mucho más que la memorización, y el Efecto Google nos permite
liberar más espacio en nuestros cerebros para orientarlo más al procesamiento
de información", asegura Alloway.
"Cuando usamos el GPS dejamos de estimular
nuestro cerebro para crear una estrategia para desplazarnos de un punto a otro" , subraya la Dra.
Marcela Cohen, neuróloga de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.
"Está claro que hoy, el Efecto Google es la
forma actual de acopio de datos. Si bien puede verse como detrimento para el
ejercicio de la memoria, desarrolla otras áreas como la creatividad y
asociación rápida, y la posibilidad de realizar lecturas simultáneas. El acceso
instantáneo a la información variada permite la comparación, la asociación de
ideas, y estimula la flexibilidad cognitiva mediante la utilización de juegos y
programas informáticos. El cerebro tiene muchas funciones, una es la memoria.
Si bien ésta es la que parece descansar en el nuevo escenario, otras como la
rapidez visual y motora, la deducción, la concentración y la atención
utilizadas en Internet son propiciadas como una forma de gimnasia
cerebral", destaca la Dra. Marcela Cohen.
Mentalmente social
Casi el 40% de los argentinos tiene una cuenta en
Facebook, según un reciente estudio de la consultora eMarketer, que vaticina
que para 2014 existirán 17 millones de personas registradas en esta red social.
Con estos datos, el país se coloca como el tercero a nivel mundial con mayor
penetración y como líder en América latina.
"Hay evidencia de que los individuos que
están más conectados socialmente pueden retrasar la pérdida de memoria en la
edad avanzada", dice Alloway, y explica que, por ejemplo con el uso de
Facebook, la memoria de trabajo puede ser estimulada y mejorada a cualquier
edad, obteniendo un impacto enorme en las capacidades cognitivas y de aprendizaje.
"Las nuevas tecnologías cambian paradigmas.
De esta manera, las formas de procesamiento que eran habituales en
generaciones anteriores empiezan a
cambiar, es decir, si en el pasado el procesamiento de la información era más lineal, hoy el
cerebro trabaja de otra manera, por eso las conversaciones hoy no son lineales,
sino que se dan en paralelo, motivo por el cual una persona puede mantener al
mismo tiempo varias conversaciones diferentes a través de Twitter, SMS y chat,
sin inconvenientes", advierte el Prof. Dr. Ricardo Allegri, jefe de
Neurología Cognitiva de Flenie investigador independiente del Conicet.
El investigador Ryota Kanai, del Instituto de
Neurociencias Cognitivas del Colegio
Universitario de Londres, lleva tiempo investigando el funcionamiento del cerebro. Junto a su equipo encontraron
que existe una relación directa entre el número de amigos que una persona tiene
en Facebook y el tamaño de ciertas regiones del cerebro, lo que eleva la
posibilidad de que el uso de redes sociales pueda cambiar este órgano.
Para llegar a esta conclusión escanearon el
cerebro de 125 estudiantes universitarios
usuarios de Facebook y compararon los resultados con el tamaño de sus
grupos de amigos, tanto en la red como en el mundo real. Entrevistado por La
Nacion, explica: "Concluimos que cuantos más amigos tenía una persona en
esta red social, mayor era su volumen de materia gris en cuatro regiones del
cerebro, entre ellas la amígdala, asociada a la respuesta emocional y la
memoria, así como otras zonas clave para identificar las señales que se
producen durante la comunicación con otras personas".
El espesor de la materia gris en la amígdala
también se vinculó con el número de amigos que tenía la gente en el mundo real,
pero el tamaño de las otras tres regiones parecía estar correlacionado sólo con
las conexiones online.
"Creo que la razón por la cual se encontró
dicha correlación entre el número de amigos de Facebook y lo que sucede en
varias regiones del cerebro tiene que ver con el impacto de la actividad social
online de las personas, que podría reflejar su nivel de sociabilidad general o
de extroversión. Las redes sociales son enormemente influyentes, pero todavía conocemos muy poco
sobre el impacto que tienen en nuestros cerebros", reconoce Kanai, y
agrega que a pesar de los estudios realizados, hasta ahora no es posible
afirmar si tener más contactos en Facebook hace más grandes determinadas partes
del cerebro, o si algunas personas están simplemente predispuestas para tener más amigos.
Está claro quelas nuevas tecnologías no atrofian
el cerebro, como muchos creen. De todos modos, los entrevistados enfatizan que
son herramientas para realizar determinadas acciones, y no deben ser utilizadas
como un fin en sí mismo.
Al ritmo al que avanzan las tecnologías parece
imposible prever cómo funcionará nuestro cerebro en sólo 20 años. "Este
órgano tiene una gran capacidad de adaptación. Es mentira que tenemos zonas del
cerebro que no se usan. Todo lo que tenemos lo usamos y todo se adapta para una
mejor interacción con el mundo", concluye el Dr. Allegri.
Si bien hay en marcha diversos estudios
científicos al respecto, para la Dra. Alba Richaudeau no es posible aún probar
científicamente cómo se están dando esos cambios: "Las investigaciones
demandan tiempo y los avances tecnológicos
avanzan a una velocidad superior. Tenemos la impresión de que Internet
impacta en el funcionamiento cerebral, pero todavía no hay resultados
concluyentes. Entonces, si bien ya hay ciertos estudios que dan cuenta de cómo
el cerebro se está adaptando al nuevo medio, lo cierto es que aún hay mucho por
investigar".
En definitiva, como dice el neuropsicólogo Mark Mapstone, de la Universidad del
Rochester Medical Center de Rochester, Nueva York, Estados Unidos, al ser
consultado por La Nacion: "El hombre se ha centrado en la tecnología desde
los albores de los tiempos. Controlar el fuego, inventar la rueda y desarrollar
el lenguaje escrito son sólo algunos ejemplos de lo que ha sido la evolución.
Los humanos somos animales de adaptación, y en este contexto utilizamos la
tecnología para que la especie continúe avanzando".
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